Es curioso que en estos tiempos donde el escribir tecleaando ordenadores, pantallas táctiles y teléfonos, la caligrafía se ha convertido en  algo más que una necesidad volviéndose casi una tendencia, con cada vez más adeptos a la escritura manual. La caligrafía como arte y el lettering están devolviendo el gusto de la escritura, el gusto de escribir en bonitos trazos las palabras que nos salen de dentro.

El lettering ha conseguido tal grado de implantación en nuestras vidas que casi es imposible que vayamos donde vayamos no nos hayamos topado con ejemplos de unas letras bonitas, ya sea en una cafetería, en el logo de una web, en la carta de un restaurante o en una tienda.

Aunque parezca una práctica muy nueva se utilizaba ya muy a menudo en la rotulación del siglo XIX por no decir el arte del diseño de los antiguos monjes que escribían los manuscritos (de ahi viene la palabra escribir a mano). De hecho lo que esta sucediendo ahora es la recuperación de la esencia de la escritura que se hace de forma artesana, logrando un nivel diferenciador  más original y personal.

Los utensilios necesarios para iniciarse a este arte son:

-el papel, en formato de bloc, ya sea liso, rayado o con puntitos. es recomendable que el papel sea satinado para que los utensilios de escritura y dibujo no se estropeen. Existen en diversos formatos y con papel de diferentes grosores, pero hay que tener en cuenta que para trabajar con la acuarela es necesario un papel de cierto grosor.

-Lápices y goma de borrar para hacer el primer borrador en lápiz, y luego, cuando el dibujo está bien definido, colorearlo con el rotulador.

-Los rotuladores. Es aquí el artículo imprescindible, en el que hay una gama amplia de caracterícticas y modelos, aunque lo más usados son los rotuladores acuarelables porque después puede usarse un pincel mojado en un poco de agua y pasarlo por los trazos dibujados y coloreados con el objetivo de conseguir difuminados.

Así pues, el lettering está de moda. Y como decíamos al principio de este blog, en unos tiempos en que la uniformidad parece querer imponerse, la opción de la letra manuscrita nos singulariza y nos resalta. Y además es una afición placentera que nos calma y nos da paz y bienestar, siendo un antídoto perfecto contra el estres. y además no es nada caro... Así, ¿qué más se puede pedir?